

Teniendo en cuenta que las madres más tardías suelen tener mayor nivel educativo, parece fácil suponer que posponen su maternidad para conseguir mejorar en sus carreras.
También refieren su deseo de tener un hijo con su nueva pareja tras un divorcio o separación y tampoco se puede dejar a un lado la mejora en la salud femenina (según la Organización Mundial de la Salud, la esperanza de vida de la mujer ha aumentado a 85,1 años).
Y, esto es posible gracias a los avances médicos y la capacidad de matronas y obstetras para adelantar posibles complicaciones, ya se trate de una gestación natural o de un tratamiento de reproducción asistida.
María de la Calle, ginecóloga de la Unidad de Tocología de Riesgo del Hospital la Paz de Madrid, pone rostro a estos datos impersonales: “El 70 por ciento de mis embarazadas tienen más de 35 años y cada vez trato a futuras madres primerizas de más edad)”.
“Y es que hace no muchos años –añade– se consideraban añosas para tener hijos a las mayores de 29; hace 10 años, a las que ya habían cumplido los 35 y hoy esta calificación se da a las que pasan de 40”.
De hecho, el embarazo cumplidos los 40 ya no es considerado siempre de riesgo. “Son las enfermedades asociadas a una edad avanzada las que pueden complicar el embarazo (trastornos autoinmunes, diabetes, tensión alta…)”, concreta la ginecóloga.
El seguimiento médico es similar al de cualquier otro embarazo, salvo que exista alguna alteración que puede complicarlo. Tampoco hay diferencias al planear un embarazo, los controles son los mismos con independencia de la edad
Aunque es cierto que la mayoría de los embarazos de mujeres mayores de 40 años finalizan con una madre y un bebé felices y sanos, la edad implica ciertos riesgos:
Para el feto:
Para la madre: